Rasgué la seda. Rompí el capullo.
Y me di a la fuga volando una
nube de flores. Eso lo recuerdo.
Volví de la amnesia haciendo
el amor con la flor de la melancolía.
Ahora llevo su ardor en las alas.
Del color de los labios que dejan
las rosas en los aviadores.
Mauricio Escribano
Imagen Hélène Desplechin
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