Íbamos a acercarnos sin
preocuparnos demasiado
o quizás hablando en voz baja
como si corriéramos peligro.
Cruzaríamos un puente
de magnolias afligidas.
Yo le dije a la aurora que te traiga.
Solo quería estar a un milímetro tuyo
darte un pájaro en la mano
verte salir volando.
Ahora ya no sabré si existes
o si las flores que llevaba
tenían ganas de estar solas
en alguna ventana sin memoria.
Mauricio Escribano
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario