Se detuvo la tormenta.
Detrás de un vidrio
embalsamaste los labios.
Nada sale de vos,
sólo lloras hacia adentro
sepultando la lluvia.
Aún nos queda
la sensualidad del musgo,
la limpia melancolía del acero,
este vacío encuadernando
las horas. Pero vos seguís
dormida, lejos tuyo, lejos mío,
y tus ojos desprolijos
ya no dan a ningún lado.
Mauricio Escribano
Imagen Noelle Buske
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario