Algo descendió dentro del bosque.
Luego brilló en un punto fijo
y enseguida la luz
se tornó en hilo de agua.
Nadie pudo olvidar cuando
el ángel del exterminio
salió de su escondite
y se llevó a aquella muchacha.
Ella lo miraba con asombro.
Apoyada sobre una ala
vio que el ángel era hembra.
Un agua ardiente le trepaba por los pies
y se volvió tan lánguida
que la perdí de vista.
Mauricio Escribano
Laura Makabresku
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