Yo penetraba tus olores
buscaba en tus ojos componentes
veía que tus muslos luminosos
eran como lámparas
y fui frágil y permeable
a los delirios que importabas de tu boca.
Hoy es preciso continuar
hacer de esta quietud
un movimiento que nos salve del futuro.
Hay que sacarle filo
a las estrellas de esta noche
y pulir la lágrima lejana
hasta que brille.
Mauricio Escribano
Imagen Aela Labbé
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