¿Cómo aún esta maldita voz
me despierta en la mañana
para decirme que no estás?...
—...Ya más, amor.
Tenes que comprender
que para mí soportar mi soledad
es confundirte con la muerte.
¿Qué hay allá dónde vivís ahora, amor?
Una vez solté a mi ángel
para que lastime a picotazos
tu silencio.
Nunca regresó, quizás este con vos
en algún rincón quién sabe dónde.
A veces
cuando llevo un dedo
a mi boca imagino
(como si estuviéramos
espalda con espalda)
que vos haces lo mismo.
Y estoy seguro
que la causa de mi ansiedad
se debe a las veces
que esperas el colectivo
y no llega.
Después me obligo a pensar
que estoy loco
que vos estás en un lugar
donde la hierba crece potentísima
y la tierra es roja.
Te veo tomando mate
o bailoteando por un poema mío
disparado desde un arco.
¿Quién será el arquero, amor?
Tal vez el ángel
no se ha ido de mi lado
y recoge mis poemas
para disparártelos.
Quizás sea él
quien me despierta en la mañana
para decirme que no estás...
—...ya más, amor.
Mauricio Escribano
Imagen Antonio Palmerini
.
Siempre se está
ResponderEliminarAún en la mas sangrante distancia
Siempre se está y eso nos salva
Así siento tu poema
Así siento su amor
Gracias por la emoción
María las distancias sangrantes son eso "distancias sangrantes"... lo demás es literatura
ResponderEliminary yo escribo para superar el dolor y no desangrarme. Un abrazo grande y gracias
por estar cerca de mi poesía