Llueve, y vuelvo a vos, a tus ojos vendados
que no cicatrizan, a tu boca inaudita,
a tu ángel que está en rebeldía.
De tu mismo silencio diseño una lágrima
en papeles de memoria, y vuelvo a vos,
a tu envoltura, a tu pie de cubica vigilia,
a tu sangre irreversible.
Porque contigo yo fumaba mi tabaco
de toscos girasoles, y contigo erraba el cielo
en tu piel de golondrina.
En mis bolsillos aún se escuchan campanadas.
Salí a buscarte seda entre larvas de la luz
y únicamente hallé una fiebre de cristales.
Soy ese hombre que ha vivido en el bosque
de los sueños, el primitivo que ahora vuelve
con el viento en una mano.
Mauricio Escribano
Imagen Katia Chausheva
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¿Te dije que era hermoso?... Gracias querido amigo, un beso.
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