Es habitual que ronde este camino
inundándome de grises
mientras te busco en la renuncia
y la lluvia se empecina
en borrarte de mi vida
para siempre.
Nadie sabe de este hierro
que se moja
de este musgo que me pesa
de estos ojos empapados
en ginebra.
Solo pido que la luna
con un gesto nos aplique
la ley del desencanto.
Y en un charco de tinta abandonada:
Ya no vea tu espejo vivo
ni mi eléctrico fantasma
ni este fuego que no enciende
bajo el agua un cigarrillo.
Mauricio Escribano
Imagen Katia Chausheva
.
Una súplica de olvido acompañado con una música que nos sumerge aún más en el poema. Una exquisitez.
ResponderEliminarGracias Cris, la exquisitez en tus palabras.
ResponderEliminar