Hubo un tiempo de maderas verdes.
Un pan antiguo y un rescoldo.
Me ofrecían tallos de fuego,
grillos de aguardiente,
y muchachas de hierba.
Yo lo tomaba todo, porque sabía decir adiós.
En aquel entonces era amigo de bosques
y relámpagos oscuros.
Vos y yo no alcanzábamos a vernos,
ni te había escuchado nunca gemir mi nombre.
Hubo un tiempo en que mi fruto
aún no caía de los árboles.
Mauricio Escribano
.
Que hermoso...
ResponderEliminar...cala hondo
Gracias María!!
ResponderEliminar