la noche atragantada el vaso una fotografía la sangre bajo llave un pie dentro del agua alguien lleva su maleta cargada de distancia alguien huye de su sombra una sombra que se agranda y le pisa los talones están los que se fueron a formar pareja con la niebla están los que no vuelven al amor y están los que se imponen los que insisten aún en el cuadrante del olvido estoy yo traspasado por los astros bajo otro cielo raso filosofando con la mancha de humedad y la telaraña tan lejos de tus uvas sensitivas del sudor preescolar de tu cintura donde hacías contacto con los grillos de tus piernas retenidas por mis brazos antes de ensuciarte toda salpicándote de mí desde una torre donde un santo se flagela así de serio sobre el ala de febrero sabiendo que vos fuiste mí hipnótico racimo no lo olvides como nunca estoy pensando en estar triste esperando inútilmente que tu boca me lo impida Mauricio Escribano Imagen Kristamas Klousch
noto la espuma ocre del arroyo la tierra hecha con pieles de bisonte busco algo pequeño en lo alto de las piedras un puñado de niñez un aceite de canela una matita de flores que cuidar como una herida el agua entreabierta refleja aves profundas sus picos gotean sin embargo todo es nada si no veo mis ojos cuando miro si no sé que a mí me miro cuando veo Mauricio Escribano Imagen Noelle Buske
golpeado por el viento el cerebro musculoso las palabras insensibles anestesia la piel roja llaga corazón de plano cerveza consejera desilusión de mí mismo ojos duros cuerpo rígido insensible lastimado ojos sucios Mauricio Escribano Imagen Hélène Desplechin
hace mucho que llueve van a ser como mil lluvias pero no me expliques nada yo me doy coraje a la intemperie y me tiendo en algún lado a esperar que pase la tormenta esa lluvia inoportuna esa nube en tu pestaña Mauricio Escribano Imagen Marat Safin
aún puedo montarte en el viento llenarte de rabia morderte el silencio aún mi lengua se adentra furtiva en tu boca dormida robándote el sueño Mauricio Escribano Imagen Marat Safin
anduve por la feria te compré flores azules de tallos sumisos hilos ovillados como gatos recorrí todos los puestos hasta dar con un corpiño que soñaba con tus pechos también traigo cerezas que se agrandan en tu boca un vino añejado en el sótano de un bosque una baguete y un queso rancio me duele haber tenido que dejar algunas cosas la espuma para el baño y una caja con antiguos abalorios es que el dinero ya no alcanza para nada aunque digan que el amor no tiene precio Mauricio Escribano Imagen Marat Safin
voy a quedarme así borracho y pensativo al borde de tus ojos ahora entiendo a Modigliani yo tampoco encuentro el modo de decir lo que en tus ojos me cautiva quizás sea que reflejan mi ceguera o que parecen decirme dulcemente como una cosa seria —por favor dibújame un cordero— enciendo otro cigarro y sigo acá empuñando el ánfora del rimel caminando tus pestañas de callados azabaches no es posible musitar el secreto de una runa o la calma de la hierba las palabras morirían hay tanto que decir y de tus ojos casi nada lo cierto es tu pureza sólo puedo acurrucar la luz del infinito en una gota de rocío y mencionar esa nostalgia que me imanta a tu mirada Mauricio Escribano Imagen Yigituygur
En el jardín de terciopelo y en la huerta. Donde aún brillan las joyas del rocío. Sólo el rosal y las verduras hablan con Dios bajo este cielo turbio. Trabajé duro. Arranqué piedras enormes de la tierra. Canté con mis manos de espaldas a un ángel que me odiaba. Vi crecer otras manos junto a las mías. Fui la sombra de ese ángel y la piedra que arrancaba. Te cuento esto. Porque toda labor terminó causando una abertura. Por donde vi pasar la muerte y sin embargo. En la misa de la muerte hallé la vida. Mauricio Escribano Imagen K.P
tu nombre andaba perdido siguiéndome por todas partes y tuve que llevarlo conmigo quizás un poco porque quise y otro poco de tanto nombrarte Mauricio Escribano Imagen Sara Robin
Viejos pies en tristísima marcha somos una línea que empezó en alguna parte. Dicen que venimos del agua que trepamos a la tierra como larvas amarillas. Que así fuimos creciendo sin pudor hasta crear al Dios de la vergüenza. La verdad nunca sobrevive. Quizás fuimos estrellas salvajes en la noche intacta. Dioses que al disfrazarse perdieron la memoria. Mauricio Escribano Imagen P. Correia
creo que me hundo en tu alma cada vez que me tapo hasta el cuello con sábanas viejas y doy brazadas para no extinguirme en el mar de un sueño que ya sólo es agua dormida entonces dejás bajo mi nuca otra noche incalculable porque tenes esa costumbre de dolerme despacito mientras me saludas desde los rincones más oscuros como si mi nombre fuera poco para tanto abismo
ya la noche está en el techo bajó del cielo con el último pájaro es la hora en que se descascaran las paredes de mi cuarto y miro esa lluvia deverano que se me insinúa a la entrada de los sueños antes de meterse en mi cama como una muchacha desnuda que cayó del viento coronada con ramas de sauce Mauricio Escribano Imagen Laura Makabresku
supe que no llegarías nunca a este lado del río tu voz se hundía en el espacio del agua atravesada de verdes abrías un agujero en mis ojos ahora aguardo la lluvia tiemblo en una isla inútil me apresuro cuando un pez salta en el aire extiendo mis manos no sé qué hacer que no sea para vos aunque me hunda Mauricio Escribano Imagen Rafael Milani
en cualquier parte podría estar el horizonte ella extiende sus dedos para reconocerlo sus pies ya no se asustan de andar equivocados es perfecta la noche de sus ojos el amor la dejo ciega para siempre Mauricio Escribano Imagen Laura Makabresku
el muro tenía una puerta pero si mirabas la puerta te perdías más adentro dabas pasos que llegaban al espanto del otro lado de la puerta yo apoyaba mis manos pero en el centro del encierro una mujer tejía flores en tu pelo afuera el jardín adentro tus pies envueltos en gasas y esas velas encendidas Mauricio Escribano Imagen Katia Chausheva
el viento golpeó la ventana ladró como un perro rojo electrocutó el vino quisiera contarte un cuento hablarte del día en que mis manos salieron al jardín a fumar un cigarrillo fue ahí donde lo supe ‹‹eras la mujer que dudaba del silencio de las hojas›› el viento lo decía colgaba bronces en la noche yo pisaba nubes frías de ternura mordía tus colores amarillos abría ríos a otros mundos Mauricio Escribano Imagen Laura Makabresku
hace tanto tiempo que no hablamos que las palabras que quisiera las palabras que me faltan para terminar este poema tengo miedo de escucharlas será que ya no son palabras nuestras sino palabras que se han ido de nosotros y se acurrucan temblorosas junto al fuego de aquel tiempo como un eco cavernario Mauricio Escribano Imagen Mami Eva
que pequeño es tu recuerdo en esta playa aunque camine a paso firme por la arena es profunda la marea del olvido no requiere de otras voces que las olas Mauricio Escribano
dicen que hay una música curadora nacida del duraznero y que los sentimientos que contiene mi garganta podrían encontrarse en la luz de una tormenta ya sabes que luego de la lluvia los frutos estallan y sueltan su música claro que no hay duraznos azules por eso a mí me gustaría ser un copo de nieve debajo de una nube abrupta para definitivamente derretirme en tu boca cuando al llegar el pavimento del invierno escasee la abundancia Mauricio Escribano
El amor no era eso. Ni las palabras que se besan ni el edicto de la piel ni el misterio de los ojos que fulminan. El amor era otra cosa. Era la suma de los días menos el resto del olvido. Lo que queda si algo queda. Era eso.
Dibujé un cálculo amarillo en mi frente el logaritmo de la lluvia. Siempre es complicado hacer llover porque la lluvia se inventa sola es un arte en sí misma. Sin embargo caminé con ella como si fuera mi novia. Y aunque cuando la luz me despertó ya no llovía. En mi cama aún se olía la tormenta. Mauricio Escribano Imagen Helene Desplechin
Ni mi aliento quedó en pie. Dicen que la sangre se me llenó de algas. Que no hubo fiebre. Que de mi boca escapó el último poema, desnudo de adjetivos. Fue rápido. Dicen que por momentos, hablaba solo. Que en el viento escuchaba tu voz. Que me arrojé desde una cúpula de hierro, en lo más alto del amor. Cuentan, que se me partió el corazón, mucho antes de echarte de menos. Mauricio Escribano Imagen Sotiris Lamprou
Será la noche y su inclemencia que sólo quiero abrazarte cuando mi corazón arde como un papelito y apoyo mi mentón sobre tu sien para que sientas las palabras que nunca te dije. Dios me castiga por las noches. Entonces planeo darte una vida mejor traerte jazmines por ejemplo. Las noches me son gratas aunque duelan. Porque cuando el día llega mi mente se llena de mí y el cuerpo me duele de mí. Todo empieza y termina como siempre. Vuelve la noche con su memoria triste vos estás dormida tras un muro de alas azules y mi corazón sin hacer ruido sólo quiere consolarte. Mauricio Escribano Imagen Albano